domingo, 25 de septiembre de 2011

“Hay mucha maldad en los medios, mucho chonguismo”

Rompiendo las Horas, 11 de la mañana. Álvaro Mora (35) accede a una entrevista en medio de su programación habitual.
Con su inusual estilo, poco sutil e irreverente por momentos, este conductor de radio y TV  habló de todo, sus inicios, su paso por los medios y su pasión por lo que verdaderamente ama: la radio.


Una radio comunitaria de Capiata fue el primer paso que dio para emprender el camino que hoy sigue transitando. La siguiente parada de este intrépido locutor fue radio Conquistador, desempeñándose como movilero, fue ascendiendo hasta llegar a conductor.

Su primera llegada a la Rock&Pop se dio en el año 2000 para conducir un programa a la medianoche “La Hora de los Murciélagos”. La no renovación del contrato lo llevó a la hoy desaparecida radio Santa Mónica. Ya en un horario central, Álvaro Mora comienza a ganarse a sus primeros adeptos. Durante cuatro años condujo diversos programas en la mencionada FM, “Moros en la costa” y “Tarde de perros”, fueron algunos de ellos. La venta de la radio lo dejó parado hasta que dos radios importantes lo convocan (Venus y Rock&Pop). Un mejor arreglo económico y la posibilidad de un mejor horario, lo llevan a optar por la “Rocka”, donde se mantiene hasta hoy día. Pero la televisión también lo vio crecer. Fue parte del elenco de Tercer Ojo, con la conducción de Leo Rubín en canal 13 y un segundo ciclo posteriormente en Telefuturo. En el 2008, se le abrieron las puertas para llegar a conducir su propio programa: “Distracción”.

 “Desde que tengo uso de razón yo quiero ser esto. Cuando era chico tenía mi grabadorita azul y me grababa, escuchaba mi voz. Siempre me gustó la tele, la radio. Cuando terminé el colegio, viajé a Chile y estudié comunicación durante un año y medio, volví por una cuestión de amor (risas), empecé a estudiar acá locución, radio, televisión y seguí la facultad”.
Su estilo trasgresor y rebelde, poco habitual en los medios, lo llevaron a enfrentar conflictos que tuvo que sobrellevar trabajando y haciendo las cosas como le gustan. “A mí no me querían, pero les cerré  la boca, no podían decir nada de Álvaro Mora. En las mediciones tenía un punto más que Menchi, que conducía Bailando por un Sueño, que era el éxito del momento, yo medía más que ese programa. Hay mucha maldad en los medios, mucho chonguismo”.
Hijo de un médico y una bancaria, Álvaro dice no haber sido influido por nadie de su familia para optar por la comunicación, pero sostiene que si no se hubiera dedicado a ello no sabría de qué viviría hoy, pues como él afirma, no sabe hacer otra cosa.
“Es mi pasión, mi vida. El día que me saquen el micrófono yo me muero, moriría de tristeza. No sé que haría aparte de esto, qué se yo, vendería empanadas (risas) o estaría en Buenos Aires haciendo de estatua viviente. Es que no sé hacer otra cosa”
Extrovertido por excelencia, siempre fue el que llamaba la atención. Nunca quiso pasar desapercibido, por lo que habitualmente era quien lideraba todos los grupos a los que pertenecía. “Siempre fui el artista de mi grado, el artista de mi curso, el que siempre hablaba cuando nos íbamos de campamento, cualquier cosa que había, yo era el que presentaba, yo era el líder. Siempre quise ser primero, no quería que el otro me ganara. Yo era el famoso pelotudito del curso que cuando salía al recreo estaba rodeado de todas las chicas haciéndome el payaso, y a través de eso ligaba pendejas”.
Su vida fuera de la cabina de radio no varía mucho, es más, afirma que su vida es un programa. Se considera un tipo divertido, que tiene amigos con los que sale, come un asado, juega fútbol y toma cerveza.
Preocupado por sí mismo y no por los demás, esa es la filosofía que rige su vida. “Yo no me preocupo por el otro, por el que está atrás mío o adelante. Si yo sigo, a mí no me afecta el otro”
La ventaja de un horario central en FM sitúa a su programa como uno de los más escuchados por las mañanas, con una audiencia mayoritariamente joven. Una metodología de programa como él afirma y un estilo dirigido hacia la juventud hacen que el rating no pare de subir y el teléfono de la radio no deje de sonar para que alguien desde su casa o desde su lugar de trabajo opine acerca del tema del día en su programa.
“El reconocimiento del público es importante, es bola el que dice a mí no me calienta. A todo artista le gusta que le aplaudan, para nosotros también es así. Me gusta el reconocimiento, pero cuando es desmedido ya no, eso a veces tiende a traición. Yo aprecio mucho más a alguien que venga y me diga: Álvaro, buena onda, me gusta lo que haces antes que ese que viene y me dice que soy su ídolo, su dios, eso no”.
A sus 35 años dice no haber alcanzado todas sus metas, dice sentirse joven y con una vida por delante, con muchas cosas que lograr y superar, por lo que se exige día a día para poder llegar a cumplir todo lo que se propone.
No olvidó mencionar la necesidad de la alternancia en los medios y la necesidad de nuevas oportunidades para la gente joven.

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